miércoles, 27 de agosto de 2008

comunicarse

Es posible que nadie se asome a Minucias. Estamos muy ocupados pensando en las estrategias de aprendizaje que aplicaremos en clase mañana con nuestros alumnos, entregar el reporte sobre el examen diagnóstico, pensar en las efemérides de septiembre para el periódico mural, por cierto, se acerca el cuarenta aniversario de la matanza en Tlatelolco y esto puede ser útil para hacer también un encadenamiento de lectura . Tengo que leer un chingo de hojas y comenzar a hacer mi tarea, quisiera ir al cine hoy que es dos x uno y pasar un rato agusto con mi compañero, con mi marido pues, que anda medio agüitado y necesita de mi apoyo. Escribir todo esto me relaja, de otro modo pienso que estallaría. Ahora me siento mejor, un poco más relajada, Creo que escribir puede ser terapeutico, habría que recomendárselo a los suicidas. Me lo voy a tomar con calma, primero una cosa y luego la otra. Voy a echar un vistazo al libro nuevo de Estrategias 5 y luego, tras una buena caminata, me pondré a leer lo de la especialidad y algo le iré avanzando.

sábado, 23 de agosto de 2008

Con la vista puesta en los retos del nuevo milenio

La revolución de las técnicas de infomación y comunicación, aunado a los acelerados procesos de globalización registrados en las últimas décadas del pasado milenio a algunos nos tomaron por sorpresa. De pronto el cambio ya había ocurrido y las cosas que habíamos aprendido y que estabamos enseñando ya no eran suficientes. El mundo había cambiado y con él las exigencias y los retos de este nuevo milenio que apenas cuenta con 8 años de edad.
Los maestros de hoy tenemos que adecuarnos a los nuevos tiempos, saber utilizar las TIC y estar concientes de las implicaciones de la globalización, de modo que la actividad docente esté encaminada a promover una adecuada preparación de los estudiantes, a finde que éstos sean capaces de armonizar con las exigencias del mundo actual.
Cada profesor, desde la perspectiva de su disciplina, habrá de orientar su instrucción de tal manera que sus programas académicos se enriquezcan con temas interdisciplinarios y el desarrollo de competencias que den respuesta a los retos del Siglo XXI.
Conocer las asignaturas básicas y temas del siglo XXI, los temas interdisciplinarios y las competencias de aprendizaje e innovación, resulta de gran ayuda para que el profesor vaya elaborando un plan de actividades (planeación académica o planeación de intervención educativa) que le permita estructurar su quehacer educativo de acuerdo a las demandas de los tiempos que corren.
Las islas académicas se acabaron, hoy es tiempo del trabajo interdisciplinario.

viernes, 15 de agosto de 2008

Atrapados en la red

Por Ángeles Carballar Fuentes y Myrna Angulo Larrey
14 de agosto del 2008-08
De la importancia de formar lectores:
Mucho se ha dicho ya sobre el enorme déficit que presenta nuestro país en materia de lectores, librerías y bibliotecas. Hasta hace un par de años se sabía por ejemplo que en México se leía un promedio de libro y medio por habitante, cifra alarmante si se comparaba con el número de libros leídos en los países desarrollados e incluso por naciones con las que nuestro país comparte similar desarrollo socioeconómico. La situación tocó fondo cuando se supo que además de haber pocos lectores, nuestro país presentaba serias dificultades en materia de lectura de comprensión; es decir, leemos poco y mal.
Claro, no faltará quien diga que esto es una exageración, que aunque pocos, los lectores mexicanos son tan buenos como el que más. No se trata en estas líneas de disertar sobre estas precisiones, sino de explicar que es justamente en este contexto, en el de las magras prácticas lectoras de nuestro país, que surge la materia de Estrategias de Lectura y Escritura, en un intento por revertir estas tendencias.
Estrategias de Lectura y Escritura es una asignatura que se imparte en quinto y sexto semestre del sistema Cobach. El propósito de esta disciplina es desarrollar en el bachiller el gusto por la lectura y la escritura, con miras a formar lectores y escritores, personas que puedan disfrutar del placer de un texto y que sean capaces de expresar sus ideas y emociones a través de la escritura.
Para lograr tan noble propósito, el programa de la asignatura ofrece al profesor que la imparte una amplia libertad de cátedra que le permite poner en práctica diferentes métodos que acerquen a los estudiantes a una gran variedad de textos, que se apropien de ellos y que sean capaces de compartirlos a través de la lectura en voz alta o de socializarlos por medio de la oralidad.
Los recursos didácticos de que dispone un docente para poner en práctica las estrategias de enseñanza serán tan diversos como su imaginación y preparación se lo permitan. En este sentido deseamos destacar en la enorme ventaja que ofrece el Internet como herramienta inagotable de variedades textuales.
¿Y por qué Internet?
¿Y por qué no? El enorme acerbo informativo, documental y de análisis que ofrece esta herramienta permite al profesor y al alumno acceder a bibliotecas, hemerotecas, periódicos, museos, blogs y un vasto número de sitios a los que se puede acceder para interactuar con los diferentes tipos de textos.
Se trata pues de hacer a un lado toda clase de prejuicios respecto al uso del Internet por parte de los alumnos y aprovechar esta herramienta con base en estrategias bien estructuradas que permitan “sacarle jugo” , como decimos coloquialmente.
Por supuesto no es cuestión de enfocar toda nuestra tarea didáctica sólo a Internet, sino justamente usarlo en aquellos temas o aspectos del proceso enseñanza aprendizaje en los que no contamos con suficiente información y recursos, o bien para complementar ciertos temas o realizar consultas e investigaciones.
Durante nuestra incursión a los sitios de Internet recomendados en este módulo y otros que descubrimos en el camino algunas páginas que nos serán de gran ayuda para estimular la lectura en voz alta, a través de la lectura en atril de diferentes textos poéticos musicalizados -paracaídasquenoabre.com-, biografías y obras de escritores –unarealidaddiferente-, artículos y ensayos sobre las ventajas de practicar la lectura -como leer (mejor) en voz alta- y proyectos de lectura para centros escolares –plce-.
Como se ve, estimular la práctica de la lectura en las aulas no es tarea sencilla, pero con imaginación y voluntad, mucho podremos contribuir en la formación de lectores. No se trata de leer mucho y mal, sino de leer con placer.

jueves, 7 de agosto de 2008

Mi confrontación con la docencia

Luego de leer Cartas a quien pretende enseñar, de Paulo Freire, y La aventura de ser maestro, de José M. Esteve, he decidido suprimir gran parte de mi escrito “Mi confrontación con la docencia”, sobre todo porque mucho dice sobre lo que estudié y a qué me dedicaba antes de ser maestra. Y no es que eso no importe, sólo que ahora creo que todos estamos ávidos de “tomar el toro por los cuernos” y referirnos, sobre todo a nuestra práctica docente.
Tanto la lectura de Freire, como la de Esteve despertaron en mí un gran entusiasmo, empatía y respeto. Me gusta la claridad y secillez con la que ambos maestros expresan su visión y experiencia sobre la docencia. De Freire rescato la idea de que “el enseñar no existe sin el aprender” . Cuántas veces preparando nuestras clases hemos vivido el proceso del aprendizaje y ello ha contribuido para reconocer los problemas y dificultades con las que se pudieran encontrar nuestros propios alumnos. Cuando estudiamos nosostros, los maestros, de alguna manera pasamos por los mismos apuros por los que pasarán nuestros pupilos a la hora de aprender. Pero claro, luego que aprendimos la lección se nos comienza a olvidar el proceso y llegamos al aula con ínfulas de “lo tengo dominado, siempre lo he sabido, cómo es que no le entienden”. Se nos olvidan los vericuetos por los que pasamos a la hora de adquirir dichos conocimientos y habilidades.
Por otra parte y quizá porque con el paso del tiempo mi actividad docente se ha enfocado sobre todo al estímulo de la lectura, me gusta mucho la importancia que Freire le da a ésta como vehículo de aprendizaje (no el único, subraya). “El acto de estudiar –dice- siempre implica el acto de leer” y … “Es que –continúa- enseñar a leer es comprometerse con una experiencia creativa alrededor de la comprensión”. Este autor también destaca la importancia del uso del diccionario en el aula, al comparar el quehacer de un estudiante con el de un profesional de la construcción: “Así como el albañil no puede prescindir de un conjunto de instrumentos de trabajo, sin los cuales no levantará las paredes de la casa que está construyendo, del mismo modo el lector estudioso precisa de ciertos instrumentos fundamentales sin los cuales no puede leer o escribir con eficiencia”.
El texto del maestro José Manuel Esteve no fue menos estimulante. Me hizo recordar esos primeros encuentros con la docencia que hacían que casi me diera chorrillo antes de entrar al aula a principios de cada semestre. Algunas veces me aventuré sin un plan establecido y aquello resultaba un desastre; otras no podía salirme del guión prefabricado. En fin, el maestro Esteve es grande y sabe de lo que habla.
Me gusta esta concepción del maestro de humanidad, esta idea de rescatar para nuestros educandos “el sentido de lo fundamental permitiéndoles entenderse a sí mismos y explicar el mundo que les rodea”. En verdad que no siempre nos cuestionamos sobre la utilidad y la actualidad de lo que enseñamos. No siempre “enganchamos” los contenidos con lo que los alumnos saben, con lo que han vivido, con lo que les puede preocupar.
Respecto a ser un buen interlocutor, recuerdo que en algunas de mis primeras experiencias docentes “no soltaba el micrófono”, creía que un buen maestro era el que hablaba y hablaba a sus alumnos, demostrándoles cuánto sabía. Luego por suerte me tocó asistir a un curso con un maestro que hacía lo mismo y, viéndome en ese espejo, me di cuenta de cuán equivocada estaba. Hoy me sumo a la opinión de Esteve: “No sólo hay que presentar correctamente nuestros contenidos, sino también saber escuchar, preguntar y distinguir claramente el momento en que debemos abandonar la escena”, o, dicho en otros términos, soltar el micrófono.
Respecto al rubro de la disciplina, la experiencia me ha demostrado que cuando has planeado adecuadamente tu clase y sabes qué es lo que les vas a pedir a los alumnos, los problemas de disciplina son mínimos. En todo caso, como dice el maestro Esteve, “el razonamiento y el diálogo son la mejores armas” para lograr un ambiente lúdico y de respeto en el aula.
Para cerrar con broche de oro refirámonos al orgullo de ser profesor. Es cierto que hoy por hoy la actividad del maestro se ha visto menospreciada. En general el amor al conocimiento ha sido relegado por un fervor al poder y al dinero; con todo, hoy por hoy aún existe un grupo de la sociedad que no ha perdido la brújula y reconoce en el maestro a un profesionista de respeto y admiración. Todos guardamos el vivo recuerdo de quellos profesores que nos inspiraron y que, como Freire y Esteve hoy nos siguen enseñando.

De cómo fue que vine a parar aquí

Estudié la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma Metropolitana hace ya más de 25 años. Entonces ser comunicólogo era toda una novedad. Lo que más se acercaba a esta profesión era periodismo, que ya se impartía en muchas otras universidades desde tiempo atrás.
Sin lugar a dudas el cine y la fotografía fueron las dos grandes razones que me llevaron a estudiar esta carrera; sin embargo, poco a poco el periodismo fue tomando un lugar preponderante en ni actividad académica, dado que inicié mi servicio social como reportera de una revista estudiantil.
Durante mis estudios universitarios realizaba diversos trabajos que poco o nada tenían que ver con mis estudios. Luego, un año antes de concluir mi carrera, comencé a trabajar como redactora de noticias en una estación de radio (Radio-UNAM). Al término de mi instrucción profesional ya estaba yo totalmente familiarizada con el periodismo. El cine seguía y sigue siendo una de mis pasiones más intensas, pero desde el lado de la butaca y no en la silla del director.
Mi trabajo en la radio se prolongó por siete años, tres de los cuales combiné además con el trabajo de redactora y reportera en una agencia de noticias (Notimex), empresa que me ofreció la corresponsalía financiera en Tijuana, lejana ciudad fronteriza que ofrecía (creía yo) un cúmulo de oportunidades de crecimiento.
Realicé mi trabajo de corresponsal durante algunos meses (casi un año), cuando una buena amiga me comentó de la posibilidad de entrar a trabajar como profesora en el Cobach. La escuela necesitaba una maestra de Taller de Lectura y Redacción y yo cubría el perfil requerido. La comodidad del horario y la cercanía del plantel con respecto a mi domicilio hicieron muy atractiva la propuesta, de modo que entré a la docencia a probar suerte.
El contacto con los muchachos, la dinámica del trabajo y las posibilidades que veía (y sigo viendo) de contribuir en la formación educativa de un buen puñado de muchachos, me hizo encontrar en esta profesión una gran satisfacción y realización como ser humano.
Al principio no fue fácil. Conocía los conceptos ( no todos, algunos los tenía que revisar y estudiar hasta altas horas de la noche), pero lo más compliado era aplicar técnicas (hoy les llamo estrategias) que me permitieran atraer la atención de grupos muy numerosos, con muchachos en edades que versaban entre los 15 y 16 años.
Lo que hacía entonces ( y sigo haciendo hoy ) es que me empataba con ellos, es decir, me trataba de acordar cómo era yo en esos tiempos, cuáles eran mis intereses, qué asuntos me motivaban, qué me caía gordo de mis profes y qué me gustaba de ellos. Creo que eso me ayudaba un poco mantener un ambiente de camaradería con mis pupilos. Por otro lado, intuía que debía probarles a los muchachos que ralmente los podía intruir, que sabía de lo que hablaba y que conmigo podrían aprender algunas cosas útiles para su vida.
Ya lo había dicho en comentarios anteriores, la práctica docente vino a refrendar el dicho aquel de que enseñar es aprender dos veces, de modo que constantemente procuro estar actualizada y poner en práctica las estrategias que me permiten lograr mejores resultados de aprendizaje en el aula.
Por un tiempo solía comparar mi trabajo como el que realizan los jugadores de fútbol en la cancha, en donde los muchachos y yo éramos los integrantes de un equipo; la ignoracia nuestro rival. Cuando las cosas en el aula salían bien, sentía como que habíamos jugado un buen partido. Cuando no, pues salía cabizbaja pensando que requería cambiar la estrategia.
Hace tiempo que no recurro a esa metáfora, ahora me gusta pensar en mi actividad con más objetividad, como una ciencia. La docencia como ciencia. Una ciencia social que demanda responsabilidad, ética y compromiso.
Como muchas áreas de la actividad científica en nuestro país, en la práctica docente existen enormes rezagos, como falta de presupuesto (o mala distribución del mismo), problemas de infraestructura, más investigación, además de sindicalismo corporativista, aviadurismo y muchos otros males que no quisiera enumerar aquí, pero, parafraseando a Cristina Pacheco: “Aquí nos tocó estar” y más vale que lo hagamos bien y con gusto, porque en ello va nuestro compromiso profesional.