sábado, 26 de junio de 2010

A propósito de la muerte de Michael Jackson

A un año de su ausencia

Estaba en Mexicali participando en una reunión de trabajo, al lado la compu, el Internet abierto en el portal de Hotmail, de vez en cuando echaba un vistazo a la página. Eran como las 4 y media, alcancé a leer que Michael Jackson sufría severos problemas respiratorios, luego, media hora más tarde, la noticia de la muerte apareció como una mala broma, hice clic en la foto y entonces la muerte se confirma, sentí una punzada en el pecho, interrumpí a la expositora que al frente hablaba sobre la reforma educativa y dije en voz alta:
-MurióMichael Jackson.
Silencio por unos segundos, la sesión de trabajo continuó pero alcancé a ver como la mayoría tomó su celular para confirmar algo que nadie acababa de creer.
Me acordé de Rolando cuando tenía nueve o diez años. Le encantaba ver a Michael Jackson, intentaba imitar sus pasos y su forma de cantar. Le envié un mensaje a su cel (luego me enteré que nunca le llegó), me acordé de golpe también de muchas cosas, de cuando éramos niños y nos fascinabamos con los Jackson Five, me acordé sobre todo de Luis, él era a quien más le gustaban. Luego reparé en que Michael Jackson era apenas 3 años más grande que yo, lo curioso es que no tenía consciencia de que fuera tan mayor, siempre lo había visto como un joven, casi un adolescente, y ahora me caía el veinte de que tenía la edad de un señor. De regreso a casa en la radio casi no se hablabla de otra cosa, cada rola que tocaban de Michael Jackson me recordaba una época de mi vida y comencé a sentir pesar y nostalgia por su muerte. Nunca fui fan de Michael Jackson pero creo que me agradaba bastante, además, no me gusta ponerme del lado de los jueces charlatanes que están siempre prestos a condenar la conducta de los otros. En un momento dado sonó la de Billy Jean y entonces sí tuve que contener una lágrima porque tampoco era cosa de dar la nota, y además porque entre los que allí viajábamos más de alguno había hecho comentarios desagradables sobre el ahora difunto.
Al llegar a Tijuana le hablé a Rolando para que fuera recogerme. Llegó con Paty, me subí al carro, los saludé, venían escuchando y acompañando en coro algo de Michael Jackson, supuse que ya se habrían enterado, luego, así, de pronto dije en voz alta:
-Qué mala onda que murió.
-¿Quién?- preguntaron los dos al mismo tiempo.
-Pues Michael Jackson. Qué, ¿no sabían?
Me miraron, se miraron, se quedaron mudos y luego noté que los dos lloraban en silencio.
Llegamos a la casa, nos abrazamos y sin decir nada supimos que algo más allá de la vida de Michael Jackson se había terminado.

miércoles, 9 de junio de 2010

La Sandía

Cuando lo vi se estaba comiendo una sandía jugosa, fresca, roja y crujiente. Convídame -le dije. Él estiró la mano y puso la fruta en mi boca. La mordí, luego se me quedó viendo, se acercó y me dio un beso húmedo, sabroso y tierno que yo recibí sin oponer resistencia. Desde entonces me he vuelto aficionada a las sandías.


Ejercicio de escritura: anécdota "Mi primer beso" en 60 palabras.

lunes, 19 de abril de 2010

¿Una década perdida?

De pronto perdí la cuenta de los años. De año en que vivimos. Intenté escribir la fecha en mi cuaderno de notas y atiné a poner sin problemas el mes, incluso el día, pero cuando estaba por escribir el año coloqué el 2 con firmeza, el 0 y luego titubié...¿En qué año estamos? ¿En el 2000? ¿En el 2009? Luego una fracción (¿fracción?) de segundo. Ah, creo que el 2010. Sí, estamos en el 2010. En pleno Siglo XXI. Me tardé en recordarlo ¿Es esta la señal de que en algún momento toda esta información que guarda mi cabeza quedará hecha una maraña, una madeja de recuerdos enredada sin ton ni son? Siento pánico. Si pierdo la memoria quién me orientará, quién estará lo suficientemente claro para desbaratar este enjambre de imágenes e historias que se desdibujan en mi mente.
Lo que debo hacer, pienso, es comenzar a escribir. Comenzar a llevar un registro y echarle un vistazo de vez en vez ¿Si pierdo la memoria recordaré revisar mis notas?
- Sí estamos en el 2010, ¿verdad?
- Sí. Estamos en el 2010 -me responden
Uff. Si me hubieran dicho que en el 2020 me habría asustado (¿más?). Entonces toda esta historia se habría titulado La pérdida de una década.

jueves, 18 de febrero de 2010

Yoga

Corrían finales de los 60's y principios de los 70's. Cursaba yo el tercero o cuarto de primaria. Tenía entonces 8 ó 9 años. Por un tiempo nos quedamos sin clases de gimnasia y entonces la profesora Genoveva, que era muy gorda y apenas se podía mover, me ponía a mí a dar la clase de yoga a mis compañeros. Salíamos al patio en camiseta y short blancos. Corríamos un rato y luego la profesora nos acomodaba en cinco o seis líneas de 7 o seis chamacos. Yo enfrente. Entonces comenzaba a hacer diferentes posiciones que bautizaba según recordaba su nombre y mis compañeros tratando de imitar las figuras: que la flor de loto, que el árbol, que ahora para atrás con las piernas dobladas, que el arco, que para arriba con los pies hacia el cielo, que la cigüeña y ... Todas las posiciones (ahora sé que se llaman ásanas) las tomaba yo de un libro de pasta roja que había en casa. Yoga para todos se llamaba. Yo nadamás veía las fotos y leía el pie de foto, con eso era suficiente para imitar las formas. Era muy flexible y me resultaba retador y divertido. Los discípulos, mis compañeros, seguían atentos mis indicaciones y a mí eso no me sorprendía. Ahora que han pasado casi cuarenta años, me lo explico pensando que también para ellos resultaba placentero y divertido estirarse tratando de lograr posiciones chistosas.
Recordé todo este episodio hoy mientras realizaba un relajación en mi clase de Yoga. Me tocó dar la clase porque el profesor no fue, yo me ofrezco y mis compañeros complacidos aceptan mi dirección. A mí me da una gran satisfacción poder coordinar la actividad, me siento feliz de que ellos confíen en mí y no puedo dejar de pensar que todo comenzó con aquel libro de pastas rojas y fotos en blanco y negro que me enganchó.

martes, 2 de febrero de 2010

La escritura para divertirnos.

Una de las actividades que propongo a mis alumnos en clase de Estrategias de Lectura y Escritura consiste en escribir un cuento corto. El texto debe estar conformado por puras palabras que empiecen con la misma letra (puede ser vocal o consonante). Es un ejercicio divertido y al mismo tiempo les permite a los muchachos ejercitar la estructura del cuento: introducción, desarrollo y desenlace.
A continuación ofrezco a mi lector uno de los ejemplos que yo misma elaboré en clase. También voy a compartir un ejemplo que me gustó de un par de alumnas.

Amaneció

Ácaros atacaron almohada al amanecer.
Amanda alarmada amenazó aniquilarlos, asesinarlos.
¡Animales abusivos¡, advirtió.
Acabaré administrándoles arsénico al atardecer.
Atarantados, ácaros abandonaron aposento al anochecer.

Acabó aquí

Otra forma divertida es escribir un texto breve usando una sola vocal, no importa con qué consonante empiece. Como hizo Óscar de la Borbolla en su antología Las vocales malditas.
Veamos un ejemplo que se me acaba de ocurrir.

La araña aplastada

Paca la araña acampa. Ana, alarmada, la ataca, la aplaca hasta aplastarla,acabarla.

Tan-tan

Bueno, en otra ocasión incluiré otros ejemplos de esta última propuesta. Por lo pronto va el texto prometido de mis alumnas.

Eugenio el elefante escandaloso

Estaba Elena en el espectáculo. El elefante era enorme; ella escamada examinaba escena. El elefante está emocionado, exasperado. Ella, entretanto, espera Esteban, el equilibrista.
El elefante escandaloso estropeó el enrejado, entorpeció el espectáculo. El empleado empeñose en entender el estrago. El elefante embistió el escaparate. El empleado exitósamente encarceló el enorme elefante escandaloso engañándolo. Esteban entendió el enojo de este elefante, entonces extrajo especias, Eugenio el elefante, engullolas, entonces encantado estuvo.
Elena eliminó espanto, embelleció, encontrose equilibrista, espectáculo entusiasmada examinó.
End

Por Silvia Ninozhka Andonaegui y Martha Corina Sotelo R

Esto es todo en esta entrega. Nos vemos pronto (espero) en una nueva experiencia con las letras.



miércoles, 13 de enero de 2010

Nuevo año, nuevos retos


Ha transcurrido casi la primera quincena del enero del 2010 y desde aquí envío un saludo sincero y mi deseo de que todo transcurra armoniosamente.
Aunque ya se ha dicho mucho sobre la relatividad del tiempo, aprovecho este reinicio de año para renovar mis votos de incipiente escritora (bloguera). Lo haré dando inicio a un par de nuevos espacios. Uno dedicado a la difusión de la lectura (sin mayores pretenciones que no sean las de compartir recomendaciones de las cosas que van cayendo en mis manos (en mis ojos, en mi cabeza, en mi corazón o en mi hígado, si se da el caso). La otra minucia de la que aquí haré referencia es mi actividad docente, esta vez más enfocada a mis alumnos que a mis colegas (lo que no significa que estén exentos de este espacio).
Demos pues comienzo a la primera minucia del día. Se trata del libro Repugnante pajarraco y otros regalos, de Francisco Hinojosa, texto recomendado para niños entre 7 y 9 años. El protagonista es Quique Botana, quien en su cumpleaños recibe una serie de regalos que luego van a ser el pretexto para contarnos una buena cantidad de aventuras que nos irán mostrando cómo es su mundo familiar, escolar y su círculo de amigos.
Así, un helicóptero fuera de control puede causar severos estragos en un supermercado, un perico parlanchín desatar la furia de un papá que detesta las mascotas, un cuchara mágica hacer que Quique al fin logre buenas notas en la escuela o enfrentar verdaderas complicaciones para deshacerse del suéter que tejió la tía Eulalia.
Repugnante pajarraco y otros regalos en un texto adecuado para hacer pasar un rato agradable a esos niños que apenas se están interesando en la lectura y que requieren de lecturas sencillas cuyas historias seguramente tienen que ver con las cosas que les pasan en su vida cotidiana.

De cómo llegó este libro a mis manos.

Este texto me lo prestó mi alumna Jessica Mendoza, luego de de haberles leído en clase a los muchachos La peor señora del mundo (de vez en cuando me doy licencia de leer a mis alumnos bachilleres algún texto narrativo de esos que son considerados sólo para niños). Aunque lo empecé a leer de buena gana, la primera parte me pareció tan previsible que casi lo abandono. En eso mi amiga Amalia me pidió que le recomendara un libro para Cristy, su hija de 10 años, quien a diferencia de su hermano Ricardo, que desde los 10 años ya leía a Harry Potter, no le llama mucho la atención la lectura, aunque tiene que hacerlo por recomendación (tarea de la escuela).
Ya antes le había prestado a mi amiga otra serie de textos infantiles de mi colección, y no se me ocurría ningún otro que pudiera interesarle. De modo que retomé el de Repugnante..., me puse en los zapatos de Cristy y comencé a disfrutarlo. Mañana mismo se lo voy a prestar a Amalia y le he pedido ya que observe la reacción de Cristy, veremos si realmente resultó un texto enganchador y la misión fue cumplida.